Mientras unos tienen esposa y otros deudas, yo tengo al litigio y sus múltiples acertijos. Cada quien elige el abismo donde extraviarse.
Estos aforismos, escritos en una etapa de maduración profesional, son un texto clave en la obra jurídica de Hugo S. Mestizo. Condensan su pensamiento iusfilosófico de manera contundente y afable, tanto que representan un rico entremés para cualquier amante de las paradojas y las ironías que subyacen de la dramática cuestión jurídica.
Talladas con precisión, las meditaciones que dan sentido a estas páginas versan sobre “muchos de los variopintos fenómenos a los que se enfrenta el abogado” en su noble ejercicio cotidiano. En ellas, junto a una escandalosa pasión por el Derecho, hallamos experiencia, lucidez y propuesta atípicamente mezcladas con libertad. Apartándose de solemnidades jurídicas y de lo políticamente correcto, Hugo S. Mestizo clava hondo el filo de la crítica sin desalentar. Tiene el talento de motivar, muy a su estilo, mediante la provocación.
Pero no sólo eso: el autor además nos invita a saber “cómo es que se ve el mundo desde los flamantes ojos de un sabueso de la conducta humana acostumbrado a lidiar con el mal y sus múltiples expresiones”, esbozando una suerte de “cosmovisión jurídica”, para atender de paso uno de los temas más olvidados por los juristas: el litigio visto desde sus entrañas.
¿Cómo disociar las 365 gotas de reflexión aquí vertidas y saber lo que es convicción y lo que es capricho? Quienquiera que conozca un poco la obra de Hugo S. Mestizo sabe que difícilmente puede pedirle respuestas categóricas, pero sí, en cambio, las puestas en crisis que son inherentes a este “Diógenes con corbata”.
Buen provecho.